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    2010-11-16

    Eclesiología práctica para laicos

    Joaquín Perea nos ha entregado un libro excelente sobre la Iglesia, cuya lectura recomiendo vivamente. Como nos advierte nada más empezar, «no se trata de un tratado de eclesiología en el sentido solemne de una obra de investigación, de alta divulgación o de consulta», sino de un compendio de «lo sustancial de esa materia para cristianos laicos».


    El título que ha escogido no es un brindis al sol del marketing editorial, sino que responde a una profunda convicción teológica suya, que conocemos muy bien quienes nos iniciamos con él en los vericuetos de la teología hace más de cuarenta años.

    En el capítulo primero el autor justifica la utilización de una metodología inductiva, que busca «repensar la Iglesia desde la experiencia cristiana» y no, desde los principios dogmáticos, como suele ser lo habitual. Nos dirá de manera conclusiva: «del modo concreto como el pueblo de Dios realiza la historia, sostenido por el Espíritu, deriva el modo de la elaboración eclesiológica como un saber interpretativo de ese mismo hacer historia». Sé que los debates sobre metodología teológica no forman parte de los intereses ni de la mayoría de los lectores de esta revista, ni de los potenciales del libro. Sin embargo quiero destacar su opción porque de ella se desprenden las tomas de posición del autor en la múltiples cuestiones eclesiológicas disputadas que van a pareciendo a lo largo de las más de trescientas páginas del libro.

    A partir de aquí, «como el hilo que desenreda el ovillo», despliega los once capítulos restantes del entramado de la obra: la Iglesia que Jesús quería (cap.2); la imagen de Iglesia del Concilio Vaticano II (cap. 3); la Iglesia en el mundo actual (cap.4), evangelizar, la vocación propia de la Iglesia (cap.5); Iglesia local, Iglesia católica (cap.6); la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo (cap.7); la difícil pero necesaria comunión eclesial (cap.8); la autoridad en la comunión eclesial (cap.9); corresponsabilidad, participación, sinodalidad, democratización en la Iglesia (cap.10); parroquia, comunidad misionera: ¿una utopía? (cap.11); la renovación pendiente de la Iglesia. Una agenda de transformación evangélica para el siglo XXI (cap.12).

    El estilo inductivo del método empleado, concretado en cada capítulo con una aplicación sencilla de la encuesta de revisión de vida, convierte este libro en un instrumento muy útil para orientarse y mantener la eclesialidad de la fe cristiana en «tiempos invernales en la Iglesia, donde el espíritu del Concilio se ve amenazado por el rodillo aplastante de la triunfante restauración romana». Y conste que podrán sacar mucho provecho de su lectura no sólo los cristianos laicos, como pretende el autor, sino también otros miembros del Pueblo de Dios, incluidos los obispos. Mi consejo para los futuros lectores de libro es que lean seguidos sus cinco primeros capítulos. En ellos se encontrarán con la perspectiva teológica de Perea y con los fundamentos eclesiológicos de todo lo que posteriormente va a exponer. ¡Qué es mucho! A partir de su lectura los siete capítulos siguientes pueden leerse según el orden que inspiren los intereses de cada lector o grupo de lectores, pues guardan entre sí una cierta autonomía.

    No voy a entrar en el detalle de los contenidos. Pero sí quiero destacar que el lector se encontrará con sugerencias teológicas –¡que no ocurrencias!– y propuestas pastorales prácticas importantes en los capítulos dedicados a la comunión eclesial, la autoridad, la corresponsabilidad y democratización de la Iglesia, mereciendo una mención muy especial el concepto de «sinodalidad». El lector desprenderá del conjunto de todas ellas, con toda naturalidad, que otra Iglesia es necesaria, justamente porque es posible, y que la senda marcada por el restauracionismo eclesial no es el camino porque conduce al gueto.

    He echado en falta algún breve cuestionario al final del cada capítulo. El libro invita a una lectura en común, que prolongue el carácter inductivo del método en el ejercicio de su comprensión. Un cuestionario hubiera ayudado seguramente a enriquecer el ver y el actuar desde la perspectiva de los lectores y lectoras, e incluso el juzgar.

    Y para concluir, sólo me queda agradecer a su autor su libertad, su coraje y su fidelidad a la Iglesia. Es sumamente estimulante encontrarle una vez más contando su amor a nuestra Madre Iglesia, fuera de ese coro de voces melifluas y obsequiosas con el poder eclesiástico, que tanto quiebran su credibilidad ante las mujeres y hombres de hoy. «Eskerrik asko», Jokin (Muchas gracias, Joaquín).

    F. Javier Vitoria

    Noticias Obreras Noviembre 2010

    Autor

    Joaquín Perea

    Joaquí;n Perea (Baracaldo, 1932) es presbí;tero diocesano de Bilbao, fue formador en el Seminario de Derio, profesor de Teologí;a Fundamental y de Eclesiologí;a en ese centro y en la Facultad de Teologí;a de la Universidad de Deusto. Vicario episcopal del obispo Antonio Añoveros. Posteriormente fue profesor y director del Instituto Diocesano de Teologí;a y Pastoral de Bilbao. Es presidente del Consejo de Dirección de la revista “Iglesia Viva”. Trabaja como presbí;tero en la parroquia de San Fernando de Bilbao.

     

     

     

Colección:
Cristianismo y Sociedad
Volumen:
104
Núm. de páginas:
335
Primera edición:
Marzo 2011
ISBN:
978-84-92787-06-7
Encuadernación:
Rústica